Un golpe bajo a la memoria colectiva
La noticia cayó como un balde de agua fría en la comunidad. La agrupación, que ha invertido tiempo y recursos propios para devolverle la vida a la estación, se encontró con que desconocidos intentaron llevarse las cruces recién instaladas y sustrajeron parte del tendido eléctrico que iluminaría el lugar después de años de oscuridad. "Es un golpe bajo, pero no vamos a parar hasta saber quién fue", expresaron con indignación los voluntarios que, de forma desinteresada, dedican sus días a esta labor.
Este no es un hecho aislado. Los referentes de la agrupación, que organizan sus horarios para avanzar con las tareas, han sufrido ataques similares en el pasado. Sin embargo, este último acto de vandalismo genera un profundo malestar, ya que el trabajo de restauración se realiza con el apoyo de vecinos que sueñan con ver la estación recuperada, un espacio que no solo es un edificio, sino también parte de la identidad y la historia de Berdier.
La estación, un patrimonio de todos
El reclamo de la agrupación es claro: la estación no es propiedad de un grupo, sino que pertenece al pueblo. "Queremos dejar en claro que no somos de Berdier, pero todo lo que hacemos es por la gente. La estación es del pueblo y todos tenemos que cuidarla", señalaron sus integrantes, reforzando la idea de que la preservación de este espacio es una responsabilidad colectiva.
Ante la gravedad de los hechos, los vecinos pidieron a la comunidad estar alerta y denunciar cualquier movimiento sospechoso en la zona. A pesar de la frustración, el mensaje final es de resiliencia y compromiso. "Esto no es la primera vez que nos pasa, pero no vamos a bajar los brazos", aseguraron, demostrando que su lucha por la recuperación de la estación es inquebrantable.
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